Los gobiernos no pueden detener a las criptomonedas, pero sí pueden dificultar el acceso a ellas. Así que tendría sentido que las políticas gubernamentales poco amistosas de las mayores economías del mundo influyeran en la caída del precio de bitcoin.
Por ejemplo, unos días después de que China reiterara sus medidas drásticas contra el segmento cripto, en mayo, bitcoin llegó a caer hasta un 30%. El desplome fue otro recordatorio de que cuando ese país habla, el mercado escucha.
Al parecer, no ocurre lo mismo con Estados Unidos.
Esta columna apareció originalmente en Crypto Long & Short, newsletter (en inglés) semanal de CoinDesk con ideas, noticias y análisis para el inversor profesional. Suscríbase a Crypto Long & Short aquí.
Este mes se aprobó en el Senado estadounidense una controvertida disposición sobre el impuesto a las criptomonedas en el proyecto de ley de infraestructura de $1 billón, a pesar de los arduos intentos de modificarla. Los defensores de las criptomonedas afirmaron que la disposición haría imposible que los mineros, los desarrolladores de software y otros actores relacionados con la industria cripto cumplieran con las regulaciones fiscales de Estados Unidos, amenazando así con llevar gran parte del sector al extranjero. Esto parecería ser una señal bastante negativa.
Read this essay in English.
Pero no fue así, al menos a corto plazo.
En los posteriores días al avance del proyecto de ley, bitcoin se disparó hasta casi un 7%. De hecho, poco después del drama en Washington, todo el mercado de criptomonedas alcanzó una capitalización de mercado de $2 billones, un pico que no se veía desde mayo.
Esta semana la disposición pasará a la Cámara de Representantes, donde el texto puede o no cambiar. Queda por ver si el mercado responderá a lo que ocurra en Washington.
¿Por qué bitcoin parece reaccionar de forma tan diferente a Estados Unidos que a China? Como ocurre con todo lo relacionado con su precio, es imposible decirlo con seguridad, y hay muchos otros factores que afectan a sus variaciones. Pero he aquí algunas de las teorías más plausibles.
China ha sido durante mucho tiempo pro-blockchain y recelosa de las criptomonedas, y esta no es para nada la primera vez que Pekín ha tomado medidas enérgicas contra la industria. Pero el gobierno de China parece ir en serio esta vez, al menos para cerrar la minería de criptomonedas. Los mineros chinos parecen entender que es poco probable que protestar por esta política cambie algo, por lo que ya están trazando sus destinos fuera del país.
Sin embargo, la aprobación de la ley estadounidense en el Senado es sólo el principio. Ahora los esfuerzos de presión se centrarán en la Cámara de Representantes, donde el proyecto de ley se debatirá esta semana. Y, si el lenguaje no se modifica allí, la industria cripto no se rendirá. Incluso si la legislación se promulga tal y como está redactada, todavía existe la posibilidad de que el Departamento del Tesoro interprete la definición expansiva del término “intermediario” de forma favorable.
Lo que ocurrió en China es “un barrido completo”, dijo Michael Wu, director general de Amber Group, una empresa de trading de criptomonedas con base en Hong Kong. “Estados Unidos es visto por muchos como una puerta de entrada al diálogo y las discusiones”, agregó.
Bobby Ong, cofundador y director de operaciones del proveedor de datos CoinGecko, se hizo eco de este sentimiento.
“La clave es que aún no es la ley definitiva, por lo que el mercado todavía no lo está descontando”, dijo. “La gente cree que al final prevalecerá la cordura y las cosas se redactarán mejor”.
Hay algunas luces de esperanza en el drama de las disposiciones fiscales sobre las criptomonedas. El primero es que la industria ha alcanzado por fin su momento de mayor difusión, y ha desempeñado un papel en el retraso de un proyecto de ley de $1 billón. Ha obligado a los legisladores estadounidenses a reconocer al menos su existencia y relevancia. También vimos que la comunidad de criptomonedas, famosa por su descentralización y a menudo dividida, está empezando a convertirse en una verdadera fuerza política. Los defensores no se salieron con la suya esta vez, pero definitivamente consiguieron que la gente prestara atención.
“La victoria moral se ha ganado”, escribió el director de contenidos de CoinDesk, Michael Casey. “La comunidad cripto, que alguna vez fue marginal, se encuentra legitimada, lo que eventualmente resultará en un entorno político constructivo para la industria”.
O tal vez esto es sólo bitcoin siendo bitcoin, y estos movimientos de precios tienen poco que ver con la política de China o Estados Unidos.
La represión de China se produjo en un momento en el cual el mercado estaba en plena ebullición, pero para entonces los precios ya habían empezado a bajar. El índice de precios de Bitcoin de CoinDesk (XBX) cotizaba por encima de $42.000 a finales del 17 de mayo, poco después de salir de su máximo histórico de más de $64.000.
“Tiene más que ver con los participantes del mercado que con las noticias en sí”, dijo Qiao Wang, socio de DeFi Alliance, una aceleradora de startups. Las noticias de ambos países fueron igual de malas, “pero cuando se produjeron las de China fueron muy espumosas; cuando se produjeron las de EE.UU., la mayoría de las manos débiles habían vendido”.
“El momento del mercado también es un factor clave”, dice Jason Lau, director de operaciones del exchange de criptomonedas Okcoin. “Las noticias de China se produjeron cuando los mercados ya estaban sobreextendidos, bajando y buscando más noticias negativas”. En cambio, en el caso del proyecto de ley de infraestructuras de EE.UU., “con la recuperación del bitcoin, el mercado buscaba activamente noticias positivas; por eso se vio el giro positivo del estilo ‘es increíble cómo la industria fue capaz de reunirse y llevar una voz unida'”.
Esta puede ser mi teoría favorita: la idea básica es que el mercado reconoció que esta supuesta disposición desastrosa sobre las criptomonedas podría hacerse realidad, pero, en última instancia, no importó mucho.
Porque incluso en el peor de los casos —en el que una gran parte de la industria de activos digitales tuviera que abandonar Estados Unidos— el mercado de las criptomonedas seguiría vivo.
Vale la pena repetirlo: todavía no sabemos cómo reaccionará el mercado a lo que ocurra en el Congreso esta semana. Pero todavía hay razones para creer que Estados Unidos no es el centro del universo cripto.
Por supuesto, no hay duda de que Estados Unidos es una fuerza importante en el segmento cripto —especialmente en lo que respecta a inversión institucional—, pero las criptomonedas son cada vez más globales. Asia ha sido durante mucho tiempo un actor fundamental, mientras que es probable que oigamos hablar cada vez más de África y América Latina. Si bien es notoriamente difícil rastrear con precisión el uso de cripto por geografía, el índice de adopción de 2021 de Chainalysis clasificó a Estados Unidos en el octavo puesto, después de Vietnam, India, Pakistán, Ucrania, Kenia, Nigeria y Venezuela.
Se podría argumentar que en los últimos años China puede haber sido más influyente que Estados Unidos. Por eso el mercado mundial se estremeció, aunque brevemente, cuando China prohibió las ofertas iniciales de monedas y cerró los exchanges de la parte continental en 2017, cuando apenas un año antes la mayoría de las operaciones con bitcoins se realizaban en yuanes chinos. El mercado de criptomonedas de China se mantuvo activo después de 2017, pero el cierre de los exchanges hizo mucho más difícil estimar el número de traders.
En lo que respecta a la minería en particular, se consideraba que China ejercía un poder desproporcionado, especialmente en el hashrate, la potencia de cálculo utilizada para la minería. El hashrate de Bitcoin se redujo en más de un 50% en julio en comparación con mayo, mes en el que China tomó medidas contra la minería, según datos de Glassnode. Desde entonces, el hashrate ha comenzado a recuperarse a medida que los mineros instalan equipos en otras partes del mundo.
“La noticia de la minería en China fue un choque inesperado para la red Bitcoin, con un impacto real inmediato. Esto condujo a una verdadera incertidumbre en torno a cómo el hashrate y la red se verían afectados”, dijo Lau, quien agregó: “Compara esto con la discusión sobre la política de Estados Unidos, que podría haber llevado a algunos efectos a largo plazo específicos para el país. Demasiado vago y nada relacionado con la salud de la red en sí”.
Ahora, con los mineros extendiéndose por todo el mundo, la influencia de China sobre la red Bitcoin está disminuyendo.
Puede que pronto veamos un día en el que ningún gobierno pueda tener un impacto importante en el precio de bitcoin. Dada la procedencia de Bitcoin como moneda descentralizada e inmune al control gubernamental, así debería ser.
Traducido por Andrés Engler.